LA PANDEMIA Y EL NUEVO PPK
Sobre el Nuevo Gabinete
Por: Marco Arana Zegarra
Líder del Frente Amplio
El Perú parece un país destinado a convivir con las injusticias, la corrupción y la muerte temprana. El presidente Vizcarra podía haber mirado a su pueblo, podría haber escuchado a la mayoría de la gente, pero no, acaba de nombrar un nuevo gabinete que hará más de lo que ya se ha hecho en estas últimas tres décadas de crecimiento económico. No hay novedad en el frente: seguirán las grandes injusticias; las grandes ganancias con gran destrucción y contaminación ambiental, solo que ahora en el convulsionado mar de impunes piratas que ganan inmensos botines con su monopolio de farmacias, de clínicas, de bancos con cobran tasas usureras y, a no dudar, también tratarán de impulsar algunas mega inversiones con mega corrupción.
Este gabinete seguirá siendo del mismo presidente de las nada creíbles cifras del Minsa. Al día de hoy, la pandemia COVID 19 nos golpea a los peruanos con más de 12 mil muertos, más de 337 mil infectados; más de 2 millones de puestos de trabajo perdidos y una caída del PBI del 12%; y con regiones como Cajamarca, Arequipa, Junín y las comunidades nativas de la Amazonia que están siendo terriblemente azotadas por los picos de contagios virales y las crecientes cifras de muertes.
Frente a la dura realidad de pandemia, lo que se necesita, como escribió el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, son políticas “para resolver la injusticia social” para que la salud pública no sea mortal y para que la tan maltrecha educación pública no perennice desigualdades y genere nuevos alfabetos con visible carencia de herramientas cognitivas y valores sociales que necesitaremos para rehacer el futuro de la patria.
Pero el presidente Martín Vizcarra nombra un nuevo gabinete que hará más de las mismas políticas privatizadoras que nos llevaron a desmantelar los sistemas de salud y educación públicas. El presidente hace como que le importara muy poco la evaluación de las anteriores políticas, las mismas que nos condujeron a los hospitales colapsados, con personal mal pagado, sin equipamientos adecuados y a una educación pública abandonada. Vizcarra podía haber dado un gesto político y ético para que el oxígeno sea un bien público y no siga convertido en la lujosa mercancía que, de no tener dinero para comprarla, condena al indigente a la muerte segura. Pero no, ha preferido confirmar un gabinete para seguir sirviendo a los que defienden el libre mercado”, por encima del derecho a la vida de la gente.
Lo sabemos, su anterior gabinete estaba atravesado por declaraciones que molestaban mucho a la Confiep. Roque Benavides había alabado públicamente a la ministra Alva y descalificado al Premier Zevallos por haberse atrevido a balbucear algunos límites al monopolio de farmacias, a los abusos del oligopolio del oxígeno, a los negocios de las clínicas privadas, aunque se había callado sobre la “manito zas” de las empresas Lava Jato que sigue cómodamente metida en el bolsillo del Ministerio de Economía y Finanzas, el BCR, la SBS y COFIDE.
El nuevo gabinete: ¿imprimirá una dirección diferente?
La respuesta es no. Martín Vizcarra no ha querido escapar al cerco de la élite política y económica que lo hizo vicepresidente. La misma élite que lo escogió para que su plancha presidencial no pareciera “demasiado blanca” y alejada del país, como lo confesó sinceramente el ex congresista Carlos Bruce. Con este gabinete termina el espejismo del representante de “las nuevas élites provincianas” que “coloreaba” una plancha presidencial para terminar siendo un improvisado nuevo PPK.
En las condiciones en que estamos, es lamentable decirlo, pero no le irá bien ni a al presidente ni al Perú. No es una afirmación agorera, tampoco guiada por la falta de optimismo, sino, por el contrario, es una afirmación llena de una indignación que nos abra el camino para la esperanza de que el Perú puede ser distinto y que no habrá capitulación ante los dueños del país, ante su aplastante poder hegemónico que, con el nuevo gabinete, le manda al pueblo el soberbio mensaje que nada, ni la pandemia, podrá hacer cambiar el continuismo económico neoliberal.
Es previsible que Vizcarra, como antes Ollanta Humala, será un político más de los que los dueños del Perú usan y tiran. Eso, lo sabremos en el futuro.
Mal para el Perú que, pudiendo sacar algunas de las lecciones principales de esta pandemia asesina, pierde una nueva posibilidad de comenzar las cosas en un rumbo distinto. Aunque sonaba poco creíble, era el mismo presidente que decía que si algo debía enseñar el COVID 19 es que “no se debía seguir haciendo las mismas cosas” y “nada debería volver a ser igual”. Pero es claro que no era una redefinición de política, sino una simple pompa de jabón.
Desde el Frente Amplio seguiremos luchando junto a los trabajadores, junto a los pueblos, a los peruanos y peruanas pequeños y medianos empresarios que exigen que se sienten las bases para una economía diversificada, socialmente justa y ecológicamente sostenible en un país libre de corrupción.
Escrito por
Cajamarquino, sociólogo. Ecopolítica y derechos humanos. Líder de Tierra y Libertad.