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Día del campesino: ¡En defensa del Agua y de la Tierra!

Publicado: 2020-06-24

Según datos oficiales del Minagri, cada pequeño productor agrario da de comer a 15 peruanos. La importancia de su trabajo es fundamental para tener seguridad alimentaria y no depender de la comida importada. De hecho, en el Perú, los pequeños agricultores producen más del 70% de los alimentos que consumimos. Además de ello su producción y comercialización dinamizan el mercado interno, nos libran de los especulativos precios de alimentos del mercado internacional y, por cierto, mantienen una oferta diversificada que nos mantiene a salvo del manejo abusivo que hacen los monopolios de la industria alimentaria que, por su posición de dominio en el marcado, fijan los precios que quieren en productos claves como en el caso de los lácteos, el trigo, los aceites y grasas vegetales.

La fiesta del Día del Campesino se celebra desde 1930, por disposición del presidente Augusto B. Leguía, que tomó como motivo los concursos nacionales de música y bailes que se celebraban en Amancaes las cuales eran de su agrado.

Pero fue a partir de 1969 que el presidente Juan Velasco Alvarado promulgó la Ley de Reforma Agraria al famoso grito de: “campesino, el patrón ya no comerá de tu pobreza” y aquel otro de: “la tierra es para quien la trabaja”. Así se pasó día del “Día del Indio” que además tenía connotaciones racistas al del “Día del Campesino” que celebramos hoy, incluso en medio de una pandemia terrible en la que si no fuera por el trabajo de millones de productores campesinos no habría habido que comer en las mesas de las ciudades. Los campesinos, los pequeños productores agrarios son también nuestros héroes invisibilizados en la lucha contra el Covid 19.

Cuando en el Perú, hay quienes quieren que no sepa los principales episodios de la lucha por la democracia y la justicia social es necesario que en esta celebración pongamos de relieve que no solo se celebra el carácter identitario de la cultura del trabajador rural que hace producir la tierra y por eso cuida también el agua, sino que recordemos también el carácter histórico emancipador, liberador, rebelde de las luchas por el derecho a la tierra, al agua, al trabajo, a la propiedad (colectiva o individual) de un parcela de tierra para hacerla producir.

Celebrar el día del campesinos es entonces celebrar la realización de las gestas revolucionarias por el derecho a la tierra que se libraron con Hugo Blanco en La Convención, Cusco cuya historia quieren que no se sepa y lo denigran como si hubiese sido un vulgar delincuente como lo hemos visto en estos días a raíz del documental “Hugo Blanco, Río abierto”.

Celebrar el día del campesino es celebrar que en el Perú hubo una reforma agraria que terminó con la República Aristocrática, aquella que mantenía a millones de peruanos en condiciones de semi esclavitud, y de servidumbre semi feudal y que ayudó a sentar las bases de la aún débil democracia que tenemos.

Abraham Valdelomar cuenta de su viaje a Cajamarca en 1918 como “80 indígenas caminaban y trepaban penosamente por el sendero cordillerano transportando sobre sus hombros y espaldas el pesado embalaje de un piano... (conducido) para adornar el salón de su dueño que disfrutaba de una casona en la ciudad. Allí iba a solazarse el gamonal, su familia y amigos, sin importarles que en ese traslado murieron diez o doce indígenas desbarrancados por los abismos, cayendo por los desfiladeros a los más profundo del río” (“El Viaje al Norte, 1918”, referencia del historiador Waldemar Espinoza. Abraham Valdelomar en Cajamarca, pág. 39).

Si bien la servidumbre semifeudal culminó con la reforma agraria. Los campesinos siguieron siendo excluidos de la sociedad peruana. Hasta 1979, en que se redactó la Constitución que ponía fin a la dictadura militar, la mayoría de campesinos eran analfabetos y hasta Luis Bedoya Reyes se opuso a que se les concediera el derecho a votar. Habían transcurrido diez años de reforma agraria pero los derechos democráticos pleno seguían siendo negados por las nuevas oligarquías del país.

Y en la historia del racismo peruano todavía pesa mucho la discriminación racista tolerada nacionalmente. No está exclusivamente dirigida contra los campesinos pero aún es muy fuerte los ataques y agresiones: “serranos, quesos, cholos de mierda, provincianos sucios” que asocian al cope de la piel curtida por el sol, el sudor y el trabajo y el olor a tierra.

En la historia de los conflictos ambientales recientes también se deja ver la mentalidad de desprecio a lo rural, a lo agrario, a sus trabajadores. Sea en Cajamarca, Espinar o el Valle de Tambo y la lucha por la consulta previa, la primacía de la sostenibilidad ecológica de la agricultura sobre la minería, la defensa del derecho al agua se hacen oír la voces de desprecio a los campesinos y sus labores agropecuarias: “enemigos del desarrollo, anti sistemas que no quieren el progreso, que prefieren su pobreza al bienestar de todos los peruanos, uno pocos que no pueden detener el desarrollo y el crecimiento del país, ignorantes y manipulados”. En Cajamarca, los que apoyaban a Yanacocha escribían en las paredes de las calles: “Conga sí va, cholos de mierda”.

Y ahora, en tiempos de pandemia, cuando gracias al duro trabajo de los pequeños productores agrarios no ha faltado la comida en las mesas de todo los peruanos es el mismo gobierno de Martín Vizcarra el que no quiere verlos. Para los pequeños agricultores no hay conferencia de prensa centrada en su rescate. Hemos debido luchar mucho para que el Premier se siente a escuchar a los dirigentes de Conveagro.

En los principales medios de comunicación todos los días se pasean “expertos” hablando de lo mal que les va a las grandes empresas y justifican que hasta se entreguen inmensas cantidades de dinero público a las empresas comprometidas en la corrupción de Lava Jato o a las que tienen multas impagas por haber contaminado las aguas, aires y suelos de los agricultores, pero no dicen nada de las pérdidas en el sector agrario que hasta el propio Minagri estima en S/ 1,611 millones y no dejan que escuche la voz de los dirigentes de Conveagro que sostiene que esas cifras solo serían de pérdidas en la producción de pequeños productores agrarios de la costa y que para recuperar los daños en los pequeños y medianos agricultores del país así como a todos los que dependen de la agricultura familiar (aproximadamente 10 millones) se requiere de un “Fondo de Salvataje y Reactivación” de al Menos S/ 5 mil millones de soles para otorgar créditos y reactivar el sector en este momento de emergencia. Ciertamente, piden que los créditos agrarios tengan una tasa de interés compensatorio del 3%.

Feliz Día del Campesino, feliz día del pequeño productor agrario, de las familias agricultoras, gracias a los cuales, como decía un editorial de La República, es gracias a su desempeño como sector esencial de la economía que en “esta emergencia ha sido ejemplarmente colaborativo y solidario, y es al mismo tiempo el ámbito más subestimado y olvidado. Esa ecuación es injusta, grave y peligrosa, y mientras más demore el Gobierno en superar la paradoja, los daños serán mayores para el agro mismo y para los peruanos. En las semanas de cuarentena no se ha registrado desabastecimiento alguno de alimentos”.

Sabiéndolo, es imperdonable que el Ministerio de Economía y Finanzas, el gobierno de Martín Vizcarra no tenga en cuenta qué hay que “evitar también que en el mercado agropecuario se rompa la cadena de pagos, y más aún, que se rompa la cadena alimentaria, lo que sería desastroso para el país... (más aún sabiendo) que el país rural tiene más del 40% de pobres”. (11.04.2020)

Desde el FA seguiremos luchando porque haya una política económica que fomente nuestra diversificación productiva, desarrolle herramientas eficaces para nuestra seguridad alimentaria su aún para nuestra soberanía alimentaria sobre la que la ideología neoliberal no quiere ni que se mencione. Desde el FA seguiremos luchando por los derechos laborales de los trabajadores agrarios que se hallan postergados, por el derecho al agua con primacía para el consumo humano y la producción agropecuaria. Por ello seguimos exigiendo que el gobierno promulgue el marco metodológico de la ley de protección de cabeceras de cuencas, que se destinen los fondos que Conveagro pide para la reactivación y salvataje de la producción de la agricultura familiar, porque cese la explotación laboral en las agroexportadoras y se promuevan mecanismos de comercialización directa que rompan las cadenas de exploración de los intermediarios, se limite arancelariamente el ingreso de los productos alimenticios que se producen en el Perú, tal como lo vienen reclamando los productores de papa y de maíz.

Desde Tierra y Libertad-Frente Amplio, celebramos este Día del Campesino, reafirmando nuestro compromiso con la defensa del derecho al agua y la tierra, lo celebramos entonces con la frente y el puño en alto, con pies firmes y cariño pleno en la Madre Tierra.

Marco Arana Zegarra.

Líder del FA - Tierra y Libertad


Escrito por

Marco Arana Zegarra

Cajamarquino, sociólogo. Ecopolítica y derechos humanos. Líder de Tierra y Libertad.


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