Hace dieciséis años, un día como hoy, los integrantes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) entregaron al Presidente de la República el Informe Final de este grupo de trabajo, luego de dos años de ardua labor en el que recogieron miles de testimonios de las víctimas, sus familiares, testigos y autoridades de las comunidades y pueblos indígenas que fueron afectados durante el período de violencia: 1980 - 2000.

El informe final de la CVR fue un aporte necesario para nuestro país porque significó un acercamiento a la historia dolorosa que se vivió durante veinte años de violencia, principalmente en el ande y donde el mayor número de víctimas fueron nuestros hermanos y hermanas quechua hablantes, ciudadanos y ciudadanas de extrema pobreza, quienes vivían en las zonas más alejadas y olvidadas del país.

De esa historia es la que todos y todas no debemos dejar de hablar sino aprender de lo sucedido, para no repetir la historia. Esas historias de torturados, muertos, desaparecidos forman parte de la memoria de un país que reclama justicia.

Pese a que han transcurrido dieciséis años, aún hay temas pendientes como hacer justicia para las víctimas de los casos de asesinatos extrajudiciales y desapariciones forzadas; la búsqueda de más de 20 mil desaparecidos, el cumplimiento de las sentencias judiciales de instancias internacionales y nacionales. Así como, la implementación de las recomendaciones de la CVR que garantizaría la no repetición de los años de violencia política. No podemos olvidar además que en estos años de búsqueda, muchos de los familiares fueron dejándonos, como Mamá Angélica a quien rendimos homenaje y que murió sin saber de su hijo o poder enterrarlo. Tampoco podemos olvidar a nuestros hermanos y hermanas ashaninkas que sufrieron las masacres de la violencia política y que se supo muchos años después.

Finalmente, es necesario que como medida de resarcimiento en aras de una futura reconciliación, el Estado en su agenda política incorpore los temas de derechos humanos que siguen siendo dejados de lado, de gobierno tras gobierno e ignorando el derecho a la justicia que tienen las miles de víctimas.