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Los obsesivos senderos de Filosofexxx Soto

Keiko Fujimori debe responder por su flamante asesor

Publicado: 2016-05-13

El señor Hernando Soto ha retornado al fujimorismo, seguramente atraído por su mayoría parlamentaria que ha amenazado con "sacar leyes como por un tubo". Pero su entusiasmo, en vez de ayudar a la señora Keiko a aligerar su pesada mochila de prácticas autoritarias, la hace más pesada, pues Soto, ni bien vuelto a subir a la combi fujimorista, se ha puesto a tono con los estilos de Martha Chávez, del ex marino Tubino (que sigue creyéndose Rambo) y la invitada Lourdes Alcorta, hábiles en el reino de la fábula, inventando la existencia de nuevos terroristas en el Perú.  

Ni más ni menos. El economista, convertido en miembro de la campaña electoral de Keiko, se ha sumado al pool de voces de las Valenzuelas, Santillanas, Aldo Mariátegui, y los que anidan y cobran en portales como Lumpedia, el Montonero y otros, menores en boletas de pago aunque con seguridad iguales en campañas de mentiras e infamias contra los defensores ambientales.

Aunque Keiko lo presenta como aporte de alto nivel a su equipo de campaña, todos sabemos que el señor Soto, terminó sentenciado por robar derechos de autor a liberales serios como Mario Ghibellini. Y hace poco fue descubierto por plagiar escritos del profesor estadounidense Michael Coppedge a quien, medio en broma medio en serio, le admitió que le robó párrafos enteros para fabricarle un discurso a Alberto Fujimori, en momentos en que el dictador estuvo en aprietos internacionales por haber dado el autogolpe en 1992.

Sin embargo, no todos los ciudadanos del Perú sabemos de la capacidad de fabulación del señor Soto, cuando predica sobre propiedad individual y titulación como la receta para curar todos los males del Perú; menos aún que para que su receta funcione se necesita arrasar con los derechos de los pueblos nativos y de su debilitamiento, desconocer de un plumazo lo que para Soto es una cosmovisión arcaica que impide la intensificación del capitalismo por despojo, que el extractivismo requiere urgentemente para que los mineros ilegales, las petroleras, las madereras, las grandes empresas agroindustriales avancen, en costa, sierra y selva, con regímenes laborales especiales que garanticen la mano de obra del cholo barato.

¿Hay alguna novedad en todo esto? ¿Alguna nueva visión del país de pequeños propietarios que no sigan sirviendo al rol que la economía global les vuelve a asignar como productores de materias primas, siempre en la lógica de saqueo y depredación de recursos naturales? Lo que nos propone este economista es convertir a comuneros en propietarios individuales para que el saqueo y la depredación le paguen algo de dinero por hacer eso. Es como decirle a Máxima Acuña "no seas tonta, ponle precio a tu predio y de paso cobra por la destrucción de la Laguna Azul. ¡Que el estado y los ambientalistas no jodan, tú cobra tu plata!" Ese es el pensamiento de Keiko que, sin ruborizarse, sincera en los medios el señor Soto.

Nuevo invento: ‘sendero verde’

Pero no son estas ideas del señor Soto las que han hecho reciente noticia, sino el añadido policíaco y macartista que les ha he hecho en su nueva etapa de reciclado asesor de la propuesta política autoritaria de Keiko. Para ello, Soto copia y remoza, con su lenguaje tan amante de los senderos, la calificación falaz que hiciera esa famosa edición del diario Correo de Arequipa con el efectivo policial de la DINOES autodenominado ‘Filosofexxx’, cuando sembró armas filosas en manos de un humilde agricultor del Valle del Tambo para decir que allí los agricultores eran terroristas.

Porque para ‘Filosofexxx’ Soto ahora resulta que los campesinos que defienden sus tierras, su derecho al agua y a la consulta previa de la imposición de proyectos extractivistas, son en realidad "antiguos terroristas pasados al ecologismo" (sic). En la cabeza y lengua del señor Soto acaba de nacer el “sendero verde”. Según la ideología del economista fujimorista, la reconocida doña Máxima Chaupe, Premio Goldman 2016, podría ser llamada la “camarada laguna azul”, Ruth Buendía, Premio Goldman 2014, podría ser la “camarada oenegera selva central”, y la actual congresista Maria Elena Foronda, premio Goldman 2003 podría ser llamada "la camarada no sé qué". ¿Y los campesinos asesinados mientras defendían sus fuentes de vida en Huancabamba, y el ingeniero aprista Godofredo García Baca, el agroexportador de mangos, asesinado en Tambogrande?, ¿Y Edwin Chota y sus dos compañeros en Saweto? ¿Los cinco guardianes de las lagunas asesinados en Celendín y Bambamarca le parecerán que son ‘senderistas verdes’ y que por eso están todos ellos bien muertos?

¡Cuidado!, si el señor Soto cree que Keiko le ha dado tanto poder en su nuevo equipo, ¿qué garantías hay de que en un delirio de fiebre electoral no termine proponiendo un ‘Grupo Colina’ antiecologista o la intervención del ejército con pena de muerte para quienes se atrevan a defender las cabeceras de cuencas, una laguna, la naciente de un río o la lucha contra el avance de la deforestación y la contaminación amazónica de la minería ilegal, o alguna elefantiásica y mortal hidroeléctrica, todo para defender su fanatismo neoliberal y sus compromisos para con quienes el Perú es solo despensa de materias primas?

Keiko Fujimori debe responder

Pero como es Keiko Fujimori la que ha contratado al señor Soto, es ella quien debe explicar al país si la ideología del "sendero verde" que ha inventado su nuevo mentor no será el soporte de las leyes de criminalización de las protestas, el anuncio de la política del gatillo fácil, el mismo sendero del presidente Humala que, traicionando a sus electores, contrató al carnicero Valdés quien, lejos de ayudarle con la ultracuestionada Yanacocha, terminó enemistándola sangrienta y definitivamente con la inmensa mayoría del pueblo de Cajamarca.

Keiko Fujimori debe explicar cómo, si ha metido a sus voceros más virulentos bajo la alfombra, ahora trae al señor Soto para inventar una ideología senderista verde en un país al que organismos internacionales de derechos humanos han calificado ya como el cuarto país donde más defensores ambientales son asesinados. ¿Señora Keiko, no se trata de algún grave error de campaña reciclar al señor Soto?

Por último, dice el señor Soto que él pertenece a no sé qué organización que se proclama "verde". Si asumimos que así es, seguramente será de aquellas cuyo "discurso del crecimiento sostenible suele convertirse en un recurso diversivo y exculpatorio que absorbe valores del discurso ecologista dentro de la lógica de las finanzas y de la tecnocracia; y la responsabilidad social y ambiental de las empresas suele reducirse a una serie de acciones de marketing e imagen". Sé que para Ud. debe sonar a senderismo verde, subversivo, la afirmación certera, lúcida de que "ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes”. ¿Reconoce la autoría, señor Soto? Yo no plagio, las citas corresponden al Papa Francisco, tan crítico del fanatismo neoliberal que usted y Keiko Fujimori defienden.

No, en Perú no hay ‘senderismo verde’. Lo que hay en su cabeza, señor Soto, es una peligrosa mezcla de macartismo neoliberal que salpica toda la costosa campaña de limpieza de fachada en la que vanamente se viene empeñando Keiko Fujimori. Lo sabemos. Lo rechazamos y en todos los campos, ideológico, económico, ecológico, político y electoral. Lo tenemos que desenmascarar, como también su reciente pacto con la minería ilegal que en nada contribuirá a resolver el problema pendiente de los mineros informales, que sí requieren una adecuada solución para el bien del país y de sus familias.

Marco Arana Zegarra


Escrito por

Marco Arana Zegarra

Cajamarquino, sociólogo. Ecopolítica y derechos humanos. Líder de Tierra y Libertad.


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